lunes, 2 de julio de 2012

Día D. El día de lo posible

Sólo una cosa vuelve imposible un sueño: el miedo a fracasar (Paulo Coelho)

Han pasado cien días, llegó el día D. Escribo esta entrada desde Madrid. Es medianoche del domingo 1 de julio. España acaba de ganar la Eurocopa y la ciudad está de fiesta. Yo he aterrizado hace un rato, con dos maletas cargadas con la Kitchen Aid y mis utensilios de repostería, dispuesta a pasar un mes en Le Cordon Bleu para realizar el curso intensivo de Pastelería Básica que empieza mañana.

Recuerdo que cuando era niña, cuando alguna vez que alguien preguntaba qué quería ser de mayor, o cuando lo hablábamos en familia, escuché a mi padre decir: tu serás lo que quieras ser. Hoy en día, como adulta, creo que probablemente se refería a que ellos, mis padres, no iban a imponerme realizar unos u otros estudios, sino que yo podía decantarme por lo que más me gustara - y así fue, pues cursé la carrera universitaria que más me atraía, Historia, porque quería ser arqueóloga y excavar huesos de dinosaurio, y lo logré (pero eso lo cuento otro día)-. Pero honestamente, en aquellos años, yo creía que lo que quería decir mi padre era que yo podía ser cualquier cosa, aquello que yo quisiera. Y crecí pensando que todo es posible, que todos podemos convertirnos en aquello que soñamos ser.

Hace casi un año quise hacer realidad uno de mis sueños: ser pastelera. Decidí concederme el año sabático que hace un tiempo me rondaba por la cabeza, generar un buen espacio en mi vida durante el cual madurar algunas ideas que flotaban en el aire, dedicarme a aprender los fundamentos de la pastelería, sistematizar conocimientos y experimentar la sensación de pasar el día entre harinas y almíbares. Y ahí ando...

Durante este tiempo, una mañana cualquiera me enteré de algo maravilloso: Le Cordon Bleu -la reputada escuela de cocina y pastelería francesa, fundada en Paris en 1895, de la que ya os hablé aquí- anunció que su curso básico (el primero de los tres que conforman el Diplôme de Pâtisserie) tendría este verano un formato intensivo de un mes, en vez del formato habitual de tres meses.

Y una vocecita interior dijo: "Este curso es para tí. Más fácil que esto, no te lo va a poner la vida. Estar fuera de casa un mes, y encima julio, es posible. Formar parte de ese grupo, es posible. Aprender y convertirte en una profesional, es posible. La cuestión es si tú te atreves a vivirlo".

Así que aquí estoy, en Madrid. Con todos los detalles a punto, lista para empezar el curso. Con el corazón alegre y la mente centrada en vivir la experiencia. Dispuesta a aprender, a esforzarme, a superarme, a practicar hasta la saciedad, a poner los cinco sentidos para interiorizar al máximo los contenidos y a tomar buena nota de los errores que iré cometiendo. Agradecida a la vida por permitirme aprender con grandes chefs pasteleros. Contenta de poder conocer a otros aprendices. Ilusionada por pasar un tiempo fuera de casa, tener unas vacaciones gastronómicas, paladear todos los pequeños placeres que se crucen en mi camino. Ilusionada por estrenar una nueva moleskine de los sueños...

Buenas noches, y dulces sueños...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aquest pare, agraït que l'escotassis, vos deia també: 'del teu pa faràs sopes'
i amb tota la teva gran empenta has menjat ja i menjaràs encara moltes més sopes, sempre.
Estic molt orgullós de tu, Goti del meu cor, m'endolceixes la vida.
Yeye